8 ene 2013

Se te Sube El Muerto Parte 2


Hola amigos de la web, hoy les traigo una segunda parte de la investigación del supuesto mito de "se te sube el muerto". Ya anteriormente estábamos hablado que había 3 supuestas explicaciones a eso. Pues hoy investigando en la web descubrí que ese fenómeno también es llamado "Parálisis del sueño".

La parálisis del sueño consiste en no poder moverse voluntariamente por lo cual se produce una desesperación la cual desencadena una serie de angustias y alucinaciones mentales las cuales hacen que creamos haber visto cosas o incluso gritado durante ese periodo tan escalofriante. Para los que se preocupaban si esto traía consecuencias; no hay de que preocuparse pues los músculos respiratorios siguen  funcionando adecuadamente. 

La parálisis del sueño es considerado un trastorno del sueño al igual que el insomnio, sonambulismo, terror nocturno, y las pesadillas. 

Cuando se tiene esta experiencia por lo regular aparecen experiencias las cuales se clasifican en diferentes tipos:

Sensación de presencia: En algún momento sienten que la presencia se mueve, entra en la habitación, puede acercarse a la cama, incluso sentir presión en el colchón. La mitad de las personas relatan que saben que son observados fijamente, pero no saben identificar desde dónde. 

Presencia Amenazante: Este estado de pavor no siempre se asocia a la posibilidad de sufrir daño físico, sino más bien al sentido misterioso particular de la maldad que desprende la entidad. Se siente la amenaza de fuerzas sobrenaturales y demoníacas que buscan robar el alma o poseer el cuerpo del durmiente.

Alucinaciones visuales: Estas son creadas por momentos vividos los cuales suelen distorsionarse y creer que sombras tenebrosas, calaveras o personas están delante de ellos o tratan de hacerles daño.

Alucinaciones Auditivas: Al igual que en las visuales, se tiene la convicción de que los sonidos son reales y que provienen del exterior más que de su mente. Estos son sonidos básicos, como zumbidos, rumores, siseos, correteos, rugidos, campanadas, golpes, vibraciones, silbidos, chillidos, rechinadas y gimoteos. 

Y por último las táctiles que son  comunes y relacionadas con la presencia de un intruso; incluye la sensación de que el colchón se hunde, que alguien se sienta, que le retira las sábanas o que la agarra de las manos.

No se preocupen del todo pues por lo regular este shock nocturno dura alrededor de 2 o 3 minutos los cuales nos pueden parecer horas.

Ante estos casos puede ser útil intentar mover zonas del cuerpo poco a poco, como las piernas, manos o brazos; también abrir los ojos. Otra técnica consiste en intentar incorporarse de golpe. Tras vencer el episodio de parálisis, es conveniente levantarse de la cama y procurar estar despierto unos minutos, antes de volver a acostarse, para evitar que aparezca de nuevo esa terrible experiencia.

                                                                                                             -Oscar -Wiki- 8/1/13

Despertando A Media Noche


Te despiertas de un sueño debido a un fuerte ruido que escuchas en el pasillo. Tus ojos se abren rápidamente y se fijan de manera instantánea en la puerta. ¿Qué fue lo que hizo ese ruido? Respirando fuertemente, y con el miedo que empieza a llenar tu mente, te das cuenta con un escalofrío que pateaste tu cobertor en tu sueño. Rápidamente lo agarras, te lo colocas a tu alrededor y de manera inconsciente lo enredas alrededor tuyo fuertemente mientras te acurrucas, dejando ninguna parte expuesta. Te conviertes en una bola cálida y segura: dejando solamente un pequeño espacio entre el colchón y tu cobertor para que puedas ver. Las almohadas se convierten en escudos entre tu cabeza y la pared.

Escuchas otro golpe. Esta vez, parece más fuerte, más profundo, viniendo desde afuera. Tratando de mantener la calma, piensas en todas las cosas que pudieran ser: Las tuberías en la pared, las cuales han sonado desde hace semanas, con un incremento de frecuencia y urgencia. La Persiana en el baño, la cual se este azotando por alguna ventana abierta. Quizá es que tus padres llegaron tarde y borrachos. Tu gato, paseando por la casa en la noche. A pesar de todas tus apresuradas suposiciones, empiezas a sentir como el miedo se convierte en pánico y colocas el cobertor más pegado hacia ti, reduciendo tu campo de visión a una pequeñez. 

Escuchas otro golpe. El más fuerte hasta ahora, a solo centímetros de tu puerta. Tu cerebro revuelto empieza a conjurar imágenes sacadas de las pesadillas de tu niñez – Psicópatas enmascarados, criaturas sin forma: Criaturas de hueso y tendones, arrastrándose por el piso, abriendo con sus retorcidos miembros la perilla de tu puerta, para después barrenar tu cuerpo con horribles garras a tu indefenso cuerpo. 

Entonces escuchas otro más. Tu respiración es difícil y profunda. Bocanadas de aire en tu repentino cuello seco, tus pulmones se cierran, y sientes calambres en tu estómago. Tus ojos están totalmente abiertos y fijos. Tu cobija sigue totalmente pegada a tu alrededor, con solo pulgadas de algodón entre ti y sea lo que sea que esta a punto de entrar. 

De repente, en un momento de iluminación, recuerdas cual es la fuente del sonido: El librero viejo, que se esta deshaciendo que esta en el pasillo. Una de las patas debió vencerse, y la inclinación esta tirando los libros uno por uno en el piso. Mientras escuchas con cuidado, escuchas el calmado hojeado de las páginas mientras otro libro cae al suelo. Deberá haber otro azotón y… Si. Desciende una vez más el silencio, y con el una gran calma. 

Mientras caes nuevamente en el sueño, miras alrededor de tu cuarto, todavía en tu pequeño refugio, viendo las figuras vagas que se definen mientras tu visión mejora. Tu escritorio, tu silla y televisión emergen de la oscuridad, imponiendo un realidad buena y cuerda desde el vacío de la noche. Entonces, justo antes de que cierres tus ojos, ves algo que hace que sientas un horrible vacio desde lo más profundo de tu estómago. 
 
En el piso, tirado, está tu cobertor.

                                                                                                                            -Oscar- 8/1/13

25 jun 2012

Se te sube el muerto...

¿Qué es eso de que "se te sube el muerto"?

 Sucede cuando estás dormido y de repente te despiertas sin poder moverte. Nada. No puedes mover ni un brazo ni una pierna, y ni siquiera puedes hablar. Extrañamente puedes respirar con dificultad, pues sientes una opresión en el pecho (y en todo el cuerpo) y de ahí que se diga que "se te subió un muerto", pues es como si tuvieras un cuerpo invisible cubriéndote.
  
¿Y a que se debe esto?
Hay varias explicaciones, contaré tres.

Los entendidos de la metafísica explican que cuando uno se duerme, el cuerpo astral sale del cuerpo, vagando por ahí. Claro que no se escapa del todo porque nos une a él algo que llaman "el hilo de plata": puedes imaginártelo como un cable de teléfono brillante que va de nuestro cuerpo real al astral. Bueno, pues a veces pasa que esta vagando por ahí muy feliz cuando algo nos despierta: un sonido, un movimiento o cualquier cosita que sin darnos cuenta nos provoca abrir los ojos rápidamente. Es cuando el cuerpo astral regresa de volada, y despertamos. Sólo que en ciertas ocasiones no llega a acomodarse del todo y se queda a medio camino, así que nuestra consciencia no está del todo bien, y no nos podemos mover. 
 
La segunda explicación es la clásica del muerto. Podría explicarse diciendo que hay seres que se quedan entre el mundo de los vivos y de los muertos, por aquí, en donde nosotros vivimos. Y de verdad hay alguien que se te sube, no por espantarte ni por hacerte la mala obra, sino por decirte algo o dejarte algún mensaje. Claro que como nosotros no estamos para mensajes del más allá, pues nos espantamos, y lo que queremos es movernos, y que se nos baje el espectro. 

La tercera es más científica. Esta me la explicó una amiga psicóloga. Como muchos saben al momento de dormirnos, nuestro cerebro se va desenchufando poco a poco y no de golpe. Las ondas cerebrales empiezan a funcionar de manera diferente, y pasamos por diferentes etapas. Eso es claro de ver, pues cuando alucinamos por algo o estamos adormilados, nuestro cuerpo no responde igual porque nuestro cerebro no está al 100%. Bueno, pues sucede que cuando nos dormimos, nuestro cerebro anda en capacidad muuuy baja, y cuando nos despertamos de golpe o porque hay algun ruidito que nos moleste, el cerebro tarda en arrancar del todo, y nuestro cuerpo no responde como debiera. Esa es la razón por la que no nos podemos mover.

-Criptasilva, (Globamedia)-  25/06/12

23 jun 2012

No solo lo perros lamen

La siguiente historia le sucedió a una niña de 9 años, la cual era hija única de padres de gran influencial; esta niña tenía todo lo que hubiese querido y deseado. Una niña normal con buena educación, pero con una soledad incomparable. Sus padres solían salir a fiestas de caridad y reuniones por lo cual la dejaban sola.

Junto a la casa de la pequeña, estaba situado un manicomio, el cual algunas veces hacia sonar una alarma para avisar y prevenir que uno de los internos se habia escapado, casi siempre la alarma sonaba por las noches, por lo cual la niña temerosa despertaba y gritaba en panico, asi que sus padres decidieron tomar una solución.

Todo cambió cuando le compraron un cachorro de raza grande (esto para que cuidase a la niña cuando creciera), pasaron los años y la niña y el perro se volvieron inseparables. Una noche como cualquier otra los padres fueron a despedirse de la niña y se marcharon a una fiesta; el perro, ya acostumbrado a dormir con la niña, se postraba abajo de la cama.

Depronto la niña se sumió en un sueño profundo, ya  aproximadamente como a la 1:30 de la madrugada, sonó la alarma del manicomio acompañada de unos rasguños leves y luego más fuertes en su cama.
La niña asustada y temerosa, bajó la mano para que el perro la lamiese, (ya que como ella estaba acostumbrada a que cuando tenia miedo bajaba su mano y el perro la lamia para asi dejarla tranquila).
Ella sintio que algo la lamia, por lo cual se relajo y quedo dormida.

Cuando ella se despertó por la mañana descubrió algo espantoso: En el espejo del tocador había algo escrito con letras rojas.

Cuando se acercó, vio que era un rastro de sangre que decía: "NO SÓLO LOS PERROS LAMEN". 
Entonces dio un grito de terror al ver a su perro crucificado en el suelo de su habitación.

Se dice que cuando los padres la encontraron ella no hablaba de otra cosa más que de "¿quién me lamió?", Ella se volvió loca y hasta la fecha está en el manicomio de al lado de su casa. Sus padres, tratando de olvidar lo que hallaron en el cuarto y a su hija, se fueron al extranjero.

Según los que fueron a investigar al cuarto de la niña, el perro ya estaba muerto, es decir crucificado en el suelo, desde hace horas. ¿Quién le lamió la mano a la niña entonces?...

-Oscar- 23/06/12

14 jun 2012

John Wayne Gacy - El Payaso Asesino

No se sabe qué produjo más espanto a los ciudadanos del Chicago de hace 24 años: si el hecho de que 33 jóvenes hubieran muerto salvajemente torturados o el de descubrir que su asesino era uno de los vecinos más amables, caritativos y respetables del lugar. 


Nació en Chicago en 1942 en el seno de una familia de clase media, su padre alcohólico (odiaba a los homosexuales) y se mofaba de él llamándole “nena”, en una ocasión que salieron de pesca, su padre culpó a John por no haber conseguido pescar ni un solo pez, por ello le culpó y azotó.John intentaba llamar su atención fingiendo a menudo que se encontraba enfermo pero no conseguía el afecto ni cuidados que el esperaba por parte de su padre. Por lo que se presume que no tuvo una infancia demasiado normalizada y feliz.

John probó su perspicacia y capacidad de negocio como vendedor y se hizo a sí mismo como un hombre de negocios en su empresa de albañilería y decoración y dedicaba su tiempo libre a armonizar fiestas  de niños disfrazado de payaso asi como a los niños del hospital local, conocido por todos como el payaso Pogo e incluso llegó a ser hombre del año y partidario entusiástico del partido democrático local.

Comenzó sus andanzas merodeando por zonas de encuentros homosexuales a quienes invitaba a su casa, les embriaga y más tarde, violaba y asesinaba. Sádico hasta la médula, pues metía a los jóvenes maniatados en la bañera con una bolsa de plástico en la cabeza y cuando ya estaban casi ahogados los revivía para torturarlos.

En 1977 una víctima Jeffrey Ringall, de dudosa reputación logró sobrevivir a las agresiones e informó a la policía del intento de John por matarle pero no le hicieron demasiado caso.

Un año después, una de las madres de los chicos desaparecidos alertó a la policía de que horas antes de su desaparición, el chico tenía una cita con John Gacy, quien le había ofrecido trabajo, entonces la policía comenzó la investigación.Tras una orden de registro, la policía consiguió entrar en la casa de John y nada más entrar sintieron un hedor insoportable que invadía todas las habitaciones, siguieron el olor que les condujo al sótano donde encontraron 3 cuerpos en estado avanzado de descomposición.

De inmediato fue arrestado. Los investigadores cavaron en el jardín donde hallaron 25 cuerpos más y 5 en un río cercano. Las edades de las víctimas oscilaban entre los 7 y 29 años.

Durante los interrogatorios de la policía John confesó que no lo había hecho él, había otro yo en él, denominado por John como el gato Hanley, “Gato era el asesino que hizo aquellas malvadas cosas”.John admitió guardar los cuerpos muertos debajo de su cama o en el ático durante horas antes de enterrarlos.

El baño de sus padres

Esto me sucedió hace unos 3 años,cuando fui a la casa de una amiga. Ella siempre contaba que en su casa sucedián cosas extrañas,tales como:las luces se encendían solas,las puertas se escuchaban que se “cerraban” pero cuando iba a fijarse aún seguían abiertas…y cosas así. Pero lo que más me llamaba la atención de lo que contaba,era que supuestamente en el baño de sus padres,se abriá sola la llave del grifo y se escuchaba el agua correr,o que se escuchaban ruidos extraños en la ducha.

El caso es que yo no le creía,pensaba que eran inventos suyos para llamar la atención de los otros. Hasta que un día me invitó a su casa para que viéramos una película,yo acepté ir. Estando en su casa,al rato de estar ahí viendo la película,me dieron muchas ganas de ir al baño. Le dije que me acompañara,pero para mi suerte,el baño para invitados estaba malo,así que tenía que ir al baño de sus padres… Cuando llegamos,le dije que no le pondría seguro a la puerta(ya qe,aunque no creyera sus historias,sentía un poco de miedo). Ella se quedó afuera,cuidando la puerta,esperando a que yo saliera. Ya cuando entré al baño,sentí como una presencia extraña…

No hice caso a lo que sentía y me empecé a quitar el pantalón. Cuando de pronto,empecé a sentir un frío extraño y luego como si alguien estuviera en la ducha y se vinera acercando hacia mí,haciendo un sonido muy aterrador… 
No soporté y salí corriendo hacia la puerta,pero estaba trabada,con seguro…
Empecé a gritar,llamando a mi amiga y golpeando la puerta tratando de abrirla. Sentía que esa “cosa” se venía acercando cada vez más. Me puse a llorar,sentía como si mi amiga no me escuchara y estuviera sola,no sabía que hacer… Luego de unos segundos,que para mí fueron eternos,mi amiga abrió la puerta muy tranquila y me preguntó que me pasaba. 

Yo entre lagrimas y suspiros,le dije que había algo ahí adentro,que la puerta estaba trabada y no la podía abrir. Ella me dijo que la puerta estaba sin seguro cuando ella la abrió y que no escuchó ningún ruido extraño. Le conté lo que me pasó y ella dijo que mejor no volviera a entrar a ese baño,porque alguna presencia extraña estaba allí. Decidí irme para mi casa,luego de haberme tranquilizado un poco. Ese día no pude dormir,de solo pensar en que habrá sido “eso” que estaba allí… Desde ese día,cada vez que voy a su casa recuerdo lo que pasó. Fué horrible. Y nunca más volví a entrar al “baño de sus padres”…
 -Necros- 10/02/12

27 mar 2012

Lo que acecha en los campos

Fue solo hace algunas semanas que los bultos de paja empezaban a alejarse de la casa. Cada mañana cuando despertaba, cada bulto se movía algunos metros del lugar donde se encontraban. Asumía que eran bromistas con cierta capacidad intelectual y métodos de diversión limitados, así que lo ignore. En pocos días, los bultos empezaban a alejarse hacia los límites de la granja. Estaba fastidiado del jueguito para ese entonces y decidí colocarlos en su lugar. Me tomó una tediosa hora ponerlos de nuevo en su lugar, cerca de la casa, y para ese entonces estaba listo para romperle el cuello a cualquier idiota que decidiera infortunillo de tal manera.

A la mañana siguiente, encontré a todos mis caballos decapitados… El olor fue lo que me despertó. Cada uno de ellos acostado de lado dentro su establo. No había señales de las cabezas. Pasé el resto del día limpiando el desastre y enterrando los restos. Fue entonces, cuando noté que los bultos de paja habían regresado a sus posiciones del día anterior, esparcidos a los lejos, en los campos. Esta vez, los dejé en donde los encontré, resignado, sin darles mayor importancia a ellos sino a mis caballos. Sin duda, quien lo había echo debía pagar por tal aberración.

Esa noche, me senté en el porche con mi escopeta en mano, y una taza de café en la tabla a mi lado. Me senté por horas, fijando mis ojos en el campo para tratar de encontrar al tipo que movía mis bultos de paja. Finalmente, empecé a quedarme dormido… Y me hubiese quedado dormido, a no ser porque en el momento en que mis ojos empezaban a cerrarse, escuche a los arboles del bosque cercano agitarse y estremecerse. Me levanté, con el corazón latiendo fuertemente; Caminé, con mi escopeta al frente. Tenía que atrapar al bastardo. Esperé ansiosamente por cualquier persona que se acercara lo suficiente para sorprenderme o para yo sorprenderlo a él.

Fue entonces cuando algo se me acercó lo suficiente para poder yo distinguir su silueta en la oscuridad. La cosa que asechaba en los bosques cercanos a mi granja, parecía no notar que yo estaba sentado cerca. Parecía acechar, encorvada con la postura de un ladrón de carteras. De no ser porque, aun encorvada, tenía unos 4 metros de alto, parecería frágil. Los delgados brazos y piernas, y su pecho emancipado, me recordaban a un animal muriendo de hambre.

Sin embargo, esta cosa era increíblemente fuerte, pues vi como cargaba un bulto de paja bajo cada uno de sus brazos con facilidad, y lo acomodaba con cuidado a lo lejos. La observe trabajar, moviendo cada uno de los bultos con cuidado. De vez en cuando se desencordaba para buscar por más bultos en el campo, antes de ajustar el bulto en el que trabajaba.

Antes de que decidiera retirarme, note que miraba a mi casa. Sentí sus ojos barrerme en la oscuridad, pero no estoy seguro de que me haya visto. 

Entonces, esa cosa giró sigilosamente y regresó por donde vino, a la oscuridad de los bosques. Me tomó una hora antes de recuperar el valor para osar mover apenas un músculo nuevamente. Me metí a mi casa después de un tiempo, pero no dormí en esa noche. Fue solo hasta que el sol salió, que me atreví a poner un pie fuera de mi porche hacia los campos. Los bultos de paja estaban donde los había dejado, esa cosa. Sin embargo, noté que esta vez no los había movido tan lejos como las noches anteriores; Parecían marcar una especie de línea. Y mientras caminaba alrededor de la casa, vi que formaban un distintivo círculo alrededor de mi casa, conmigo en el centro. Me di cuenta que los bultos estaban formando una especie de frontera, como si esa cosa estuviera enviándome un mensaje. Pude dormir un poco esa noche, y solo porque estaba agotado.

La siguiente mañana, no hubo movimiento de los bultos. No se movieron para nada por el resto de la semana, de hecho. Estaban finalmente donde esa cosa quería que estuvieran. Enfermé tratando de interpretarlos. ¿Por qué esa cosa habría invertido tanta energía moviendo bultos de paja, y amenazarme con tanta violencia encaso de que yo interfiriera? Asesinar mis caballos fue solo eso: una amenaza. Una amenaza inteligente. Sabía que me asustaría, y sabía que entendería las implicaciones. El sonido de un automóvil trabajando cerca del camino a mi granja, un mañana, me dio un golpe de emoción. Planeaba abandonar la granja desde que vi a la cosa, pero no podía irme a pie sin arriesgar a que me hiciera lo que le hizo a mis caballos. Pero, si podía llegar al automóvil que se aproximaba, lo pararía sin importarme quien fuera, así tuviera que asaltarlos.

No tuve la oportunidad.

El carro avanzo lentamente por el camino. Le hice señales para que se apurara. Fue cuando pasó entre dos de los bultos de paja que estaban colocados en cada lado del camino, que escuché un estruendo en los bosques. La cosa salió de repente de entre los árboles corriendo en sus cuatro flácidos y terribles miembros hacia el automóvil. En solo instantes, se lanzó al auto como un felino depredador; en segundos, estaba pelando la carrocería de metal del auto, tratando de llegar al conductor. El hombre, quien haya sido, gritaba, mientras yo solo podía escuchar el crujido del metal y el romperse de lo vidrios. Fue entonces que la cosa lo aplasto en su mano, cuando dejó de gritar el hombre. Lo aventó, y se desencorvó para mirarme nuevamente.

A plena luz del sol, pude ver la falta de humanidad en ella. Estaba compuesta de algo asqueroso, terrible y… vivo, lo cual estaba pegado formando una burla del semblante humano.

La cosa se regresó a los bosques, y yo me no logré moverme, había presenciado algo que no pensaba hasta hace poco poder repetir, no podía quitar mis ojos del lugar donde mis esperanzas sucumbieron. Mi ojos miraban a donde se encontraba el auto, con la maquina todavía trabajando, entre los dos bultos de paja. De repente, entendí. El mensaje era claro. Soy el prisionero de esta cosa. Y no se me permiten visitas. Nada podrá cruzar las fronteras que me impuso. Estoy atrapado aquí, por lo que acecha en los campos. Y no me pide nada excepto, que no puedo marcharme de aquí. Es su capricho, yo soy lo que quiere. Aun así, no creo soportar serle canario de esa cosa.

He pensado mucho en los últimos días, desde que vi como aplastaba a ese hombre. Si cruzo la frontera de bultos de paja, probablemente me hará lo mismo; Aplastará mi cráneo antes de que pueda poner mis manos para protegerme… Después encontrara una nueva mascota que pueda quedarse quieta sabiendo que esa cosa está esperando afuera, observándola con esos grandes y brillantes ojos pero yo no puedo.

He estado pensando en los últimos días y… voy a intentar escapar. 

-Hate, 6/02/12